Sobornos en el fútbol salvadoreño: denunciar es de ‘Audaz’ y de valiente

Una columna de Gustavo Flores

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Milton Palacios y Tardelis Peña, jugadores del Audaz, celebran la victoria que pone fin a la racha de invictos del Alianza. Foto/René Estrada

Por Gustavo Flores

2018-04-10 11:30:39

En el oscuro mundo del fútbol existen los sobornos, los amaños, las incentivaciones, jurídicamente llamados “fraudes deportivos”. Existen. En este país, en el resto de América, en Europa y en el mundo entero. Claro, las pruebas no siempre aparecen y cuando las hay, en ciertas ocasiones tampoco existe mucha intención de investigar. Algunas Federaciones nacionales, sobre todo en Europa, están dando paso en ese sentido con las creaciones de “Departamentos de Integridad” o divisiones especiales para investigar estos y otros fraudes. Se deberían imitar por aquí.

Una parte central y fundamental es la denuncia de los protagonistas cuando son testigos de este tipo de actos. En tiempo y forma. Al instante. Como lo hicieron los jugadores del Audaz ni bien recibieron la “propuesta indecente”. Enseguida fueron y lo denunciaron a su cuerpo técnico y dirigentes. Hubo llamados telefónicos y también mensajes en redes sociales para los jugadores del equipo de Apastepeque que pretendían sobornar con 25 mil dólares para que perdieran los cinco partidos que restaban de la fase regular (hoy cuatro) y así descender a la Segunda División.

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La lucha por el descenso está que arde y hay siete equipos involucrados: Limeño, Pasaquina y Chalate (con 43 puntos en la acumulada), Firpo (43), Dragón y Audaz (42), Sonsonate (39). Según el gerente Jaime Barrera el equipo tomó el compromiso de denunciar esto en la Fesfut, la Primera y también la Fiscalía. Y según él tienen números telefónicos y pruebas.

El primer paso lo dieron los jugadores con su denuncia. Fue un acto de valentía que se tiene la obligación de respaldar con los hechos. Ahora falta que los responsables hagan su denuncia formal y se investiguen y sancionen a los responsables, caiga quien caiga. Y que el caso no quede, una vez más, archivado en los cajones de las instituciones que deberían velar más que nadie por la limpieza en el fútbol.